El Consejo Británico de Drogas sabe que la persecución del GHB apunta a las personas Queer, y persiste en recomendarla

CAPTION: Imagen adaptada de la guía educativa Acon del 2006 vía los Archivos de Sexualidad y Género
Azuzados por el pánico mediático en torno a la llamada “ola de crímenes chemsex”, los expertos británicos independientes recomiendan que las personas involucradas con el altamente estigmatizado depresor gamma-hidroxibutirato y sus sustancias análogas (GHB-RS) sean objeto de drásticas sanciones criminales.
Pero el Consejo Asesor en Abuso de Drogas (Advisory Council on the Misuse of Drugs - ACMD) no actuó unánimemente al hacer sus recomendaciones respecto al endurecimiento de la respuesta punitiva. Un número indeterminado de expertos del Comité Técnico del ACMD, que deliberaron sobre el cambio en la clasificación del GHB-RS bajo la Ley sobre Abuso de Drogas de 1971, objetó la medida.
El ACMD fue encomendado por la Secretaria de Estado británica Priti Patel para investigar el GHB-RS a principios del 2020, poco tiempo después de la condena -y consiguiente fijación mediática- de un hombre gay de color por violencia sexual en gran escala que supuestamente fue facilitada por el GHB-RS. El 20 de noviembre, el ACMD publicó su evaluación sobre los daños atribuibles al GHB-RS y sus recomendaciones al respecto.
La pena máxima por posesión podría aumentar de 2 a 5 años de prisión
El GHB-RS son depresores del sistema nervioso central, muy populares en la escena queer y la escena recreativa nocturna. En 2006, el parlamento británico consideró que el GHB era mucho menos peligroso que otras drogas festivas como el alcohol, la ketamina, las benzos, la anfetamina, el cannabis y el LSD. Su clasificación fue la segunda más baja recibida por concepto de daños físicos -incluidos los daños crónicos y agudos- en un estudio encargado por el Comité de Ciencia y Tecnología de la Cámara de los Comunes, en el que médicos, psiquiatras y epidemiólogos evaluaron los daños físicos, la dependencia y los daños sociales de 20 drogas.
El GHB tiende a ser estigmatizado por su comercialización como “droga de la cita-violación” y su pronunciada "curva de respuesta a la dosis", lo que significa que la redosificación produce efectos exponencialmente más intensos y puede llevar a la muerte. Pero las sobredosis pueden prevenirse con estrategias de reducción de daños que recomienden evitar mezclas con otras drogas tales como la mefedrona y la ketamina. La pena máxima por posesión podría aumentar de 2 a 5 años de prisión. El cambio legal no alteraría la sentencia máxima de 14 años para proveedores y productores.
Una minoría disidente
La decisión del Comité Técnico fue adoptada a pesar de que una minoría advirtió que la reclasificación podría criminalizar únicamente a las personas queer y trans, al mismo tiempo que restringe la investigación en el ámbito de la salud pública y potencialmente perjudica a las personas que la iniciativa pretende proteger.
Según resume el informe, quienes se opusieron a la reclasificación hicieron notar que el “impacto no deseado de la reclasificación en quienes usan estas sustancias, especialmente quienes pertenecen a la comunidad LGBT y quienes usan estas sustancias en el contexto chemsex específicamente. Estos grupos ya vulnerables podrían verse afectados de manera desproporcionada por cualquier cambio en el sistema de justicia penal.”
El cambio puede incluso ser perjudicial para sobrevivientes de violencia sexual facilitada por el GHB-RS
También advirtieron que aumentar el castigo no es la solución para reducir los daños. “Falta evidencia para sugerir que la reclasificación por sí sola puede ser eficaz en reducir los daños asociados con estos compuestos”, señala el informe. "De manera abrumadora, expertos en salud pública, como los de la Organización Mundial de la Salud, y organismos internacionales, como las Naciones Unidas, afirman que las leyes punitivas, como son los estatutos de penalización de las drogas, 'han demostrado tener resultados negativos para la salud y contrarrestan la evidencia científica en el ámbito de la salud pública'".
El cambio puede incluso ser perjudicial para sobrevivientes de violencia sexual facilitada por el GHB-RS. “La aplicación de penas más altas para la posesión de estas sustancias”, dicta el informe, “podría disuadir a quienes han sido víctimas de un ataque sexual facilitado por estas sustancias de denunciar el ataque a la policía”. Personas queer y trans que han sobrevivido a crímenes de odio ya tienen malas experiencias con la policía británica; una encuesta del 2019 mostró que casi la mitad (45%) de quienes han vivido ese tipo de violencia “se mostraban insatisfechos con la forma en que sus casos fueron tratados”. Las razones comúnmente esgrimidas por los sobrevivientes que no reportaron tales incidentes a la policía apuntan a que la denuncia "no se tomaría lo suficientemente en serio y/o que nada pasaría o cambiaría".
La evidencia sobre daños relacionados con el GHB
El Comité Técnico justificó su decisión sobre la base de “un importante conjunto de nuevas evidencias sobre los daños producidos por estos compuestos que han surgido desde la última revisión de su clasificación por parte del ACMD, en particular en lo que respecta a las muertes relacionadas con esta droga y su “uso como arma” (uso para facilitar el robo y la agresión sexual)".
El estudio epidemiológico del GHB-RS es escaso en comparación con el monitoreo de salud pública de otras drogas. Según los datos disponibles, los daños relacionados con el GHB-RS parecen estar concentrados en la escena queer urbana.
En comparación a las muertes relaciones con otras drogas, los decesos por GHB-RS notificados son poco comunes
Los casos de emergencias sanitarias relacionadas con el GHB-RS parecen presentarse principalmente en los hospitales de Londres, sobre todo en aquellos situados cerca de las populares escenas de vida nocturna de la comunidad LGBTQ. Entre el otoño 2013 y 2014, dos hospitales londinenses, el Guy’s y el St Thomas’s, registraron más sobredosis por GHB/GBL (293) que aquellas por heroína (111) y cocaína (171) juntas.
Esto es alarmante, pero no se puede presumir que sea el caso en todo el Reino Unido. De hecho, el informe del ACMD señaló que un hospital que no tuvo ninguna sobredosis por GHB/GBL en ese período de un año "puede ser más representativo del panorama a nivel nacional", aunque agregó que "esto es difícil de determinar sin disponer de datos de otros hospitales del Reino Unido".
En comparación a las muertes relaciones con otras drogas, los decesos por GHB-RS notificados son poco comunes. Esto no significa que no estén ocurriendo más muertes; el compuesto químico es rápidamente metabolizado y eliminado por el cuerpo, lo que representa un desafío para la detección postmortem.
El informe del ACMD presenta un panorama estadístico irregular. Entre 1995 y 2012, los investigadores registraron 159 casos en los que el GHB fue mencionado como causa de muerte en toda Inglaterra y Gales, lo que representa el 0,5 por ciento de todas las muertes relacionadas con drogas en ese período de 17 años, según el informe del ACMD. Cifras más recientes de Londres, un punto álgido de uso de GHB-RS, para el período 2011-2015 muestran un porcentaje ligeramente mayor (0,92 por ciento; 61 sobre un total de 6,633 muertes). Pero las cifras ni siquiera son comparables: las cifras de Londres capturan todas las muertes en las que "el GHB estuvo presente de alguna manera", como explica el ACMD.
La "nueva y consistente evidencia de significativo daño criminal" es, de hecho, escasa
Por otra parte, la "nueva y consistente evidencia de significativo daño criminal" asociado al GHB-RS que el ACMD describe es, de hecho, escasa. Respecto a presuntas agresiones sexuales facilitadas por el GHB-RS, el informe cita un sólo caso: el de Reynhard Sinaga, que fue condenado por agredir a 48 hombres queer. En relación con asesinatos presuntamente relacionados con el GHB-RS, nuevamente el informe sólo apunta a dos casos de alta connotación: el de Stephen Port y Gerald Matovu. Los tres casos han sido objeto de reportajes sensacionalistas en los medios de comunicación.
La táctica de invocar unos pocos casos notorios viene directamente del repertorio estadounidense usado para criminalizar el GHB-RS. En la década de los 90, los legisladores apoyaron su batalla política para tipificar el GHB-RS como una "droga de la cita-violación" en la muerte de una adolescente, Hillory Farias, que fue señalada como víctima de una agresión sexual (a pesar de que no había indicios de tal violencia) y que probablemente ni siquiera tomó la droga, y mucho menos murió a causa de ella.
El llamado del ACMD a aumentar las penas es también, claramente, un guiño a la policía en medio de un creciente llamado del público británico a desfinanciar a las fuerzas policiales. Los autores del informe explican que la reclasificación permitiría "otorgar a los organismos encargados de la aplicación de la ley herramientas adicionales para hacer frente a los delitos asociados con estos compuestos". En el Reino Unido se han producido levantamientos contra el terror policial y llamados al desfinanciamiento o abolición de la policía, similares a los que han marcado radicalmente el año 2020 en los Estados Unidos.
“Consecuencias imprevistas”
El Comité Técnico identificó globalmente las "consecuencias imprevistas" de su recomendación. Del mismo modo en que algunas personas que antes consumían opioides de venta con receta pasaron a consumir heroína adulterada con fentanilo, los actuales consumidores de GHB-RS, según advierte el Comité, pueden "pasar a consumir más GHV/GVL", dos sustancias relacionadas con el GHB que no están sometidas a regulación.
La tendencia de los residentes del Reino Unido a adoptar sustancias anteriormente poco utilizadas como consecuencia de la represión de la oferta tiene antecedentes. Después de que el GHB fuera considerado una droga de clase C en 2003, justo cuando los EE.UU. lo estaban criminalizando, el uso de GBL y 1,4-BD pareció incrementarse, atrayendo la atención del ACMD que resultó en la clasificación de esas sustancias en Clase C en el año 2009.
El Comité Técnico también hizo notar que la reclasificación "puede obligar a los actuales consumidores de GHB a abstenerse de la droga de manera incontrolada, con los consiguientes efectos en su salud física y mental". La abstención del GHB-RS puede tener graves consecuencias para la salud, como insomnio, ansiedad, temblores, sudoración, aumento de la frecuencia cardíaca y la presión arterial, y psicosis.
El informe también pedía que se ampliara la recopilación de datos y la educación sobre el uso del GHB-RS, así como también la realización de pruebas toxicológicas y la oferta de servicios de terapia conductual.
Este artículo fue publicado originalmente por Filter, una revista online que aborda el consumo de drogas, la política de drogas y los derechos humanos a través de una perspectiva de reducción de daños. Siga a Filter en Facebook o Twitter, o suscríbase a su boletín informativo.
*Sessi Kuwubara Blanchard es parte del equipo permanente de Filter.