La cambiante postura de Malasia sobre las drogas: separándose de la política punitiva del Sudeste Asiático

Ministro de Salud de Malasia, Dzulkefly Ahmad. Fuente: Khairil Yusof
Malasia adoptó un enfoque de tolerancia cero a las drogas, pero el 27 de junio de 2019, el Ministro de Salud, Dzulkefly Ahmad, anunció una legislación para despenalizar y eliminar las penas por la posesión a pequeña escala de drogas ilegales para uso personal.
Dzulkefly describió el cambio en la ley como un “próximo paso crítico para lograr una política racional de drogas que ponga la ciencia y la salud pública antes que el castigo y el encarcelamiento”, informa Al Jazeera.
Aunque está muy lejos de la legalización, esto marca un alejamiento significativo de las leyes draconianas de drogas implementadas desde la independencia de la nación en 1957, que incluye la sentencia obligatoria por tráfico. En 2011, una auditoría del sistema de justicia penal en Malasia informó que casi el 40 por ciento de la población carcelaria fue condenada por cargos de delitos relacionados con drogas.
Sentada en el borde del Triángulo Dorado del Sudeste Asiático de producción de heroína y metanfetamina: Tailandia, Myanmar y Laos, Malasia se encuentra al pie del tráfico de drogas ilícitas. Respaldada por los valores conservadores tradicionales, con muchas leyes estrechamente vinculadas a la religión oficial de la nación, el Islam, junto con una vulnerabilidad geográfica y un alto volumen de narcóticos dentro de sus fronteras, Malasia ha impuesto desde hace mucho tiempo leyes restrictivas de drogas.
Un enfoque de tolerancia cero a las drogas es común en la región. Sus países vecinos Indonesia, Singapur, Vietnam, Brunei, Myanmar y Laos tienen la pena de muerte para ciertas categorías de delitos de drogas. Cada estado miembro del organismo regional ASEAN se ha comprometido a hacer que la región esté “libre de drogas” para el año 2020.
A pesar de las leyes extremadamente punitivas, la reducción de daños no es del todo desconocida en el sudeste asiático. Malasia introdujo un programa de reducción de daños para combatir el VIH en 2005, mientras que Tailandia redujo su sentencia máxima por posesión de drogas de 15 años a 10 años en 2017. La decisión de Malasia de despenalizar completamente el consumo de drogas representa un cambio sorprendente de las actitudes regionales.
Sin embargo, la relajación de las leyes sobre drogas aún no se ha extendido por todo el sudeste asiático. Como se informó en Talking Drugs, Filipinas ha emprendido una sangrienta guerra contra las drogas desde la presidencia de Rodrigo Duterte en 2016. Duterte ha recibido una condena internacional por múltiples violaciones de los derechos humanos y asesinatos extrajudiciales, que se cree que son miles en un intento por disipar el uso. Una tragedia reciente es la muerte de Myka Ulpina, de tres años, disparada por una bala perdida por la policía filipina durante una redada en la casa de su familia. Mientras tanto, Singapur, un país con una de las leyes de drogas más estrictas del mundo, no ha mostrado señales de cambio todavía. Las nuevas leyes han hecho que sea ilegal proporcionar información a otra persona sobre cómo consumir, producir o vender drogas.
A nivel internacional, el anuncio hace eco del cambio hacia un enfoque cada vez más flexible para el uso de drogas, con países como Canadá optando por legalizar el cannabis en 2018, lo que lleva al establecimiento de una industria en auge y rentable. La evidencia en apoyo de la reducción del daño y la despenalización está aumentando. La decisión de Portugal de despenalizar todas las drogas en 2001 ha mejorado la salud pública y los resultados sociales. Las nuevas infecciones por el VIH se redujeron a la mitad durante 10 años en Portugal, cayendo de 2167 en 2007 a 1030 en 2016 según un informe conjunto de la OMS y el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC). Si bien se consideraba un movimiento radical en ese momento, a menudo se elogia a Portugal como una historia de éxito con gran parte del mundo que ahora toma nota.
El llamado a despenalizar es claro. Sin embargo, la decisión del gobierno de Malasia de dar marcha atrás en la eliminación de la pena de muerte en marzo significa que el mundo espera con anticipación para ver qué acciones tomará el gobierno, y cuándo, para hacer realidad la despenalización en Malasia.