La Histéria Mediatica por la Droga “Zombie” Flakka Solo Crea Estigma y Daño

La Droga alfa-PVP o Flakka, conocida también como “$5 insanity"" o "La droga más escalofriante del mundo”, es el último narcótico que ha sido falsamente atribuido de ser capaz de convertir a los hombres en monstruos, oscurecer las historias de las condiciones de salud mental a largo plazo y estigmatizar a las personas de bajos ingresos que consumen drogas.
Flakka ha sido catalogada como la nueva y peligrosa droga de la calle, que tiene la capacidad de convertir a sus usuarios en superhumanos 'zombies' con una gran fuerza física, resistentes al dolor y totalmente fuera de control.
La cadena de noticias de Nueva York PIX 11 informó que el residente de Florida James West - de 50 años - intentó entrar a una estación de Policía por una puerta que se encontraba cerrada mientras estaba bajo la influencia de Flakka utilizando la fuerza bruta. A pesar de la supuesta ‘fuerza sobrehumana’ que la droga le había dado - según PIX 11 - él sólo pudo romper levemente la puerta utilizando piedras pesadas.
The New York Post informó que después de fumar Flakka el residente de Florida Leroy Strothers había sido visto desnudo en un tejado amenazando con disparar a los transeúntes y a sí mismo.
Sin embargo, no menciona que Strothers tiene antecedentes de haber cometido asalto agravado y actualmente está siendo acusado de robo.
Del mismo modo las cadenas CBS Miami y Vice News citan una historia horrible de un hombre consumidor de Flakka cuya pierna fue atravesada al subir una cerca en la estación de policía después de alucinar que una multitud enfurecida lo perseguía. Ninguna de estas noticias menciona que el hombre le dijo a la policía que había sido diagnosticado con esquizofrenia, prefiriendo culpar a la droga Flakka.
El hecho que los medios de comunicación se enfoquen en casos excepcionales preocupa al Dr, Palamar, investigador sobre drogas de la Universidad de Nueva York, que especula que existen considerables ejemplos de personas que toman Flakka y no experimentan estos síntomas excepcionales. Vice News informa que el Dr. Palamar advirtió:
"... Las personas que pierden el control cuando consumen Flakka podrían ya haber presentado problemas psicológicos y estar tomando medicamentos psiquiátricos, y podrían ser adictos a otras drogas como la metanfetamina de cristal."
Flakka es un nombre de la calle para el alfa-PVP, una catinona sintética químicamente similar a las sales de baño que produce efectos comparables a los estimulantes como las anfetaminas. También conocido en algunas partes de los Estados Unidos como gravel, una sola dosis de Flakka se vende por sólo $5; un precio que las personas con bajos ingresos y que no pueden pagar otras drogas pueden pagar fácilmente.
Según the Justice Policy Institute, los barrios de bajos ingresos tienen más probabilidades de ser - en gran medida y de forma proactiva - vigilados por la Policía que las áreas con residentes con ingresos altos. El uso de drogas al aire-libre es una necesidad para los que no tienen vivienda estable, esto es más importante que tener contacto con la policía y aumentar la probabilidad de ser aprehendido, mientras estén bajo los efectos del consumo de drogas.
En pocas palabras: la policía tiene más probabilidades de ver a alguien bajo los efectos de Flakka que de la cocaína o la ketamina ya que su consumo (de drogas) es más probable que sea en las calles o en los espacios semipúblicos, como escaleras o baños públicos. Estos son los casos que los medios de comunicación informan.
De muchas maneras, la histeria provocada por Flakka es un microcosmos de anteriores historias de miedo redactadas por los medios de comunicación en la que las personas de bajos ingresos, especialmente cuando se trata de personas de color, son demonizados por su consumo de drogas. A pesar del hecho de que los estadounidenses blancos tienen más probabilidades de consumir drogas que los Afro Americanos, según una encuesta del año 2011 realizada por the Substance Abuse and Mental Health Services Administration.
Las tres historias discutidas anteriormente preocupan a los hombres Afro Americanos, reavivando los recuerdos de la representación mediática racista de consumo de crack en los años ochenta.
En 1987 the New York Times publicó un artículo afirmando que "Los fumadores suelen buscar en el piso motas de crack que no existen, acusandose mutuamente de haber robado el crack que nunca tuvieron y atacandose unos a otros con cuchillos o con las antorchas de butano utilizadas para fumar la droga".
Este mito de la violencia inducida por el crack - que no tiene base en la realidad según los investigadores académicos - se combinó con el lenguaje codificado racialmente como ‘inner city’ y ‘ghetto’ para tipificar el uso de crack-cocaína como el que prevalece entre los Afro Americanos y califican a sus usuarios como violentos y agresivos.
El mismo artículo del the New York Times incluso citó al Dr. Charles Watli, el jefe médico forense del condado Dade en Florida, por haber descubierto:
"Un síndrome llamado delirio de excitación relacionado con la cocaína que la policía encontró en personas que habían consumido drogas de manera descontrolada y que gritaban violentamente o corrían por las calles. En más de una docena de casos, las víctimas tuvieron que ser restringidas y poco después morían inesperadamente."
Reemplace la cocaína con Flakka y el artículo del New York Times podría haber sido escrito hace meses. De hecho sólo este año Jim Hall, epidemiólogo de la Nova Southeastern University - es citado por la cadena CBS News para diagnosticar a los consumidores de Flakka:
“[El] síndrome denominado delirio de excitación... [los] individuos se vuelve psicóticos, a menudo se arrancan la ropa y salen a la calle corriendo violentamente y tienen una fuerza comparable con la adrenalina... una vez que son restringidos, si no reciben atención médica inmediata pueden morir ".
El extraño parecido entre las dos descripciones demuestra la voluntad de patologizar personas que consumen drogas sin aceptar ninguna información contextual sobre su salud mental o estado emocional.
Las personas que participan regularmente en el uso de drogas en público, especialmente de fuertes estimulantes como Flakka, son más propensos a tener una vivienda insegura - una situación que puede ser a la vez consecuencia y causa de los problemas de salud mental.
El temor en el corazón de la histeria mediática de que las drogas pueden hacer que una persona se vuelva "diabólica" o darle cualidades "sobrehumanas" deshumaniza a las personas que usan drogas y evita que los observadores midan con precisión las necesidades de las personas que usan drogas y las dificultades que pueden enfrentar.
La gente que vive en las zonas de bajos ingresos que consumen drogas en público necesitan instalaciones de inyecciones supervisadas, inyectar a los usuarios de drogas, acceder a las intervenciones eficaces de tratamiento y el apoyo a largo plazo para reconstruir vidas estables incluyendo el posible apoyo psiquiátrico y el acceso a conseguir una vivienda segura. La última cosa que necesitan es el estigma y la demonización que ofrecen los medios de comunicación, el estigma que hace que estas medidas necesarias sean inalcanzables.