La sección última edición de la Revista Platô reúne pensamientos políticos, investigaciones y varios llamados a la acción para fortalecer el vínculo entre la reforma global de la política de drogas y la justicia ambiental.
Publicado por la Plataforma Brasileña de Políticas de Drogas (PBPD), Platô ha abordado anualmente temas urgentes sobre políticas de drogas relacionados con la experiencia brasileña en el consumo y control de drogas. Lanzado por primera vez en 2017Ha explorado la legalización del cannabis, la sustitución de estimulantes, el racismo en la policía de drogas y más.
La última edición titulada “Intersecciones” fue un esfuerzo conjunto entre PBPD, Iniciativa Negra y Coalición Internacional para la Reforma de la Política de Drogas y la Justicia Ambiental. Es estará disponible En inglés, español y portugués.
Las drogas y el medio ambiente
La publicación de la revista está pensada para sentar las bases conceptuales de los defensores brasileños e internacionales antes de la próxima Conferencia de las Partes (COP) 30.th reunión, que se celebrará del 10 al 21 de noviembre en Brasil. Conocida como COP30, esta reunión de las Naciones Unidas tendrá lugar en el estado de Belém, vecino a la Amazonía, con un... enfoque temático sobre comunidades indígenas y violaciones socioambientales.
Intersecciones destaca cómo creciente violencia e inseguridad En la Amazonía, debido a los delitos ambientales y relacionados con las drogas, se requiere un nuevo enfoque en ambas áreas. En 17 artículos, la revista abarca una amplia gama de temas, desde delitos ambientales financiados por el narcotráfico hasta el fundamentalismo religioso en el tratamiento de drogas para jóvenes indígenas, pasando por la exploración de modelos alternativos de control de drogas basados en la sostenibilidad ambiental y la reducción de daños.
En una entrevista con Renato Filev, editor de esta última edición, este destacó que Intersecciones fue el resultado de años de activismo y reuniones clave entre activistas ambientales y de políticas de drogas que comenzaron a mediados de 2024. Según explicó, estas reuniones nos permitieron ver la agenda en su amplitud y la convergencia de las luchas. Impulsados por la escritora y activista Rebeca Lerer (la otra editora de esta edición), trabajaron juntos para dejar muy claros los vínculos entre las luchas por el clima y las drogas.
“El objetivo fue provocar la reflexión de cualquier persona sensible a la agenda ambiental o a la política de drogas sobre las similitudes compartidas, la intersección de estas y la capacidad de comprender esta complejidad como un vector potencial de cambio en estas condiciones críticas, que afectan la soberanía de los pueblos tradicionales, las democracias y las perspectivas de futuro para todos”, dijo Filev.

El crimen organizado y sus actividades ampliadas
Las conexiones entre estos temas se exploraron a fondo en diversos contextos. Un tema destacado que emergió fue la creciente amplitud y profundidad de las actividades ambientalmente destructivas que lleva a cabo el crimen organizado y cómo estas se financian masivamente con las ganancias del narcotráfico.
En un artículo, Daniela Dias de Souza destaca cómo los grupos criminales organizados han expandido su cartera de operaciones por toda la Amazonía, diversificándose desde el tráfico de drogas y armas hasta la minería y la tala ilegales. La autora Adriana Ramos mostró cómo términos como "narcotráfico” —que conectan el narcotráfico con la extracción ilegal de oro— han aparecido en el contexto brasileño para demostrar la interrelación entre estas actividades delictivas. Ramos también subrayó que los expertos en seguridad pública atribuyen el aumento de la violencia letal en las regiones amazónicas a las disputas sobre las rutas nacionales y transnacionales de la droga y al avance de la deforestación, que exacerba los conflictos territoriales y otras actividades ilegales.
Estas nuevas y ampliadas carteras criminales no solo incrementan la degradación ambiental de ecosistemas frágiles, sino que también presionan aún más la gobernanza local, a la vez que fortalecen el poder de los grupos criminales. Este contexto implica que la Amazonía requiere políticas que promuevan por igual la seguridad pública y ambiental para garantizar la seguridad de las personas y del medio ambiente.
Intervenciones estatales contra las drogas e industrias perjudiciales para el medio ambiente
La revista también explora cómo las políticas existentes y las decisiones gubernamentales exacerban los daños ya causados al medio ambiente y a las comunidades de quienes viven cerca del tráfico de drogas. Escritores Las imágenes del Observatorio de Marajó (ubicado en el estuario del río Amazonas) destacan cómo las operaciones policiales en la zona, que buscan frenar el narcotráfico que fluye desde la Amazonía, en realidad se centran en los pequeños comerciantes y consumidores de drogas. Las redes de tráfico más amplias no se ven afectadas, mientras que ciudadanos comunes, en particular hombres jóvenes, son arrestados, lo que perturba y altera permanentemente la vida de las comunidades locales.
El daño ambiental creado por los esfuerzos estatales para controlar los mercados de drogas, en particular el cultivo de drogas, ha sido documentado desde hace mucho tiempo: la fumigación aérea de los cultivos de coca con pesticidas cancerígenos ha sucedió durante años, dañando los cultivos circundantes y contaminando las fuentes de agua. Las tierras forestales desbrozadas de coca dejan espacios abiertos de tierra que... son llevados silenciosamente ocupadas por ganaderos, con pocos mecanismos legales para que el público pueda impugnar la propiedad.
La violencia ha estallado en zonas donde se enfrentan narcotraficantes y fuerzas policiales militarizadas. Como lo expresa Pablo Nunes en Intersecciones, una "dinámica de violencia" se está descontrolando, con un aumento de homicidios y disputas territoriales que conlleva una mayor presencia de armas de fuego. El Estado ha intensificado su represión tecnológica, introduciendo drones y reconocimiento facial en zonas clave, vulnerando las libertades civiles con el pretexto de controlar la delincuencia. Existen más ejemplos, desde la destrucción del entorno de animales en peligro de extinción por parte de narcotraficantes y madereros, hasta la expansión agresiva del pastoreo legal de ganado en tierras forestales públicas.
Progreso a través de reparaciones, ecología y reducción de daños
Como explicó Filev a TalkingDrugs:
“La agenda ambiental actual y la política de drogas apuntan a la destrucción, la erradicación y la no preservación, al irrespeto de los conocimientos ancestrales, a la negación de la sabiduría ancestral de los pueblos, de las plantas y de la compleja interacción entre estos seres, fenómeno que siempre ocurre en un entorno igualmente complejo, ya sea en la ciudad, en el campo o en el bosque”.
Avanzar hacia la justicia socioambiental requerirá un reconocimiento sin precedentes del valor y la coordinación de acciones entre los activistas ambientales y de políticas de drogas, así como una comprensión más amplia de cómo se conectan estas cuestiones.
Para construir estas luchas interconectadas, Filev –así como otros escritores en Intersections– se basan en el concepto de necropolítica, que se refiere a cómo ciertas políticas pueden controlar quién o qué vive o muere. En el ámbito de las drogas y el medio ambiente, la práctica de la necropolítica consiste en que el Estado criminaliza el control de drogas, impidiendo que las personas sobrevivan al consumo de drogas en medio de un suministro de drogas tóxicas; es la policía reprimiendo brutalmente a quienes consumen drogas en contextos de pobreza (como jóvenes negros pobres que viven... en las favelas brasileñas); está agotando los recursos naturales hasta tal punto que la tierra y todo lo que vive en ella muere.
Una buena gestión de la tierra, los bosques y las plantas poderosas es fundamental para el futuro, con una regulación responsable de las drogas para controlar los mercados ilegales y los fondos que generan para actividades ilegales. Esto es especialmente apremiante en este momento crucial, ya que los grupos criminales diversifican sus carteras, pero aún dependen de las ganancias del narcotráfico para mantener sus operaciones.
Las organizaciones de la sociedad civil que representan a todas las comunidades y entornos afectados por la destrucción ambiental y la prohibición de las drogas deben trabajar juntas para construir una nueva visión de futuro que, como dijo Filev, “fortalezca lo colectivo sin perder el poder de la diversidad y la individualidad”.
La revista es una excelente exploración de la experiencia vivida en Brasil respecto del daño causado por las drogas y el clima, y al mismo tiempo defiende cómo se puede avanzar en ambos casos mediante la formulación de políticas adecuadas.
Las intersecciones se pueden leer aquí.


